Te comparto los tipos de bienestar que toda persona debería conocer y practicar.
- Sigrid Oviol
- 8 jul 2024
- 12 Min. de lectura


El autocuidado, hoy en día, es un gesto de amor, pero para poder empezar debemos conocer los tipos de bienestar. Igual que no existe solo un tipo de inteligencia sino que se han descrito incluso 12 tipos distintos, tampoco existe una sola manera de practicar el cuidado personal. La relajación y mimarnos no se reduce a meditar, hacerse mascarillas y desconectar de las redes sociales, aunque por supuesto, todo ayuda (y mucho). Es por eso que he consultado varias revisiones en wellness para describir al detalle cada tipo de bienestar y aprender a integrarlo en nuestro día a día.

Se han llegado a describir hasta 10 tipos, sin embargo, la descripción tradicional se focaliza en estas áreas wellness: físico, emocional, espiritual, medioambiental, económico, intelectual, social, vocacional, cultural y digital. ¿Sientes equilibro en todas estas áreas? ¿Qué puedes hacer para cuidar todos estos aspectos?
El bienestar físico
El bienestar físico sea posiblemente el más conocido y el que todas tomamos por ‘bienestar’. Encontrarnos bien, tener salud, ejercitarse, parece la premisa fundamental por la que se rige el wellness. Y sí, por supuesto es importante, pero hay que complementarlo. Según Organizacion Mundial de la Salud OMS, el bienestar físico "es el estado en el que una persona puede realizar sus propias habilidades y puede hacer frente a factores que pueden perturbarla”, es por tanto, la capacidad de realizar actividades físicas y llevar a cabo funciones sociales que no estén impedidas por limitaciones físicas y experiencias de dolor físico bajo los indicadores de salud biológica.

Partiendo de esta base hay tres pilares que nos ayudan a lograr el bienestar:
La alimentación: Debe ser equilibrada y variada, rica en frutas y verduras, consumiendo poco producto procesado y reduciendo al mínimo el azúcar.
El descanso físico y mental: Encontrar momentos de paz y calma y relajar nuestro organismo y limpiarlo del estrés diario.
El deporte: La movilidad y la actividad física nos hace más dinámicos, incrementa la masa muscular y la densidad mineral ósea, mejora la condición respiratoria, fortalece el sistema inmunológico y disminuye el riesgo de desarrollar hipertensión y problemas cardiovasculares. También aumenta la fuerza y la resistencia, así como la movilidad. Además, reduce tu riesgo de depresión y ansiedad y te ayuda a dormir mejor. El deporte aporta mucho bueno en nuestro día a día y por este motivo cada vez hay más y más gente enganchada al deporte, como algo tan necesario como el comer o el dormir, puesto que aporta los mismos beneficios o más.
Cómo cuidar el bienestar físico, acá algunas ideas:
Por supuesto, haciendo ejercicio a diario, practicando deporte o llevando una vida activa. Cada uno en función de su edad, capacidad tiempo, ganas, establecerá de forma coherente sus ritmos deportivos, priorizando y compaginando el deporte con otros ámbitos igualmente necesarios como familia, amigos, ocio, trabajo y responsabilidades varias.
Ve al trabajo en bicicleta (siempre con casco) o a pie.
Usa las escaleras en vez de los ascensores.
Remplaza las compras online por las presenciales.
Pasa más tiempo de pie.
Realiza pausas activas.
Camina, al menos media hora al día a un ritmo contínuo.
Aprovecha las tareas del hogar para moverte.

Lo recomendable sería cumplir aquello de los 10.000 pasos diarios. ¿Te suena? Una buena recomendación sería que todo el mundo llevara un reloj inteligente donde pudiera ver estos valores, controlando tanto su actividad diaria como el pulso del corazón en cada momento. Aunque lo ideal sería que además de movernos, lo hiciéramos mejorando nuestra elasticidad con estiramientos y nuestra fuerza con peso. Ejercicios como las sentadillas, subir escaleras, flexionar y movilizar la espalda, el cuello y las articulaciones serían los mínimos contemplados, recuerda siempre consultar un profesional de la salud para saber cual es e tipo de ejercicio que mas te conviene.
El bienestar emocional
Las emociones y la salud mental han ido cobrando la importancia que se merecen en los últimos años. Ya no es un tabú acudir a psicoterapia, igual que visitamos al médico de cabecera cuando tenemos un resfriado o un fisioterapeuta ante un malestar. Sin embargo, el bienestar emocional es una sensación subjetiva, una percepción individual en la que la persona se siente en un estado de plenitud. Este bienestar, generalmente, viene acompañado de un equilibrio emocional y un estado de ánimo en el que predomina la calma y la felicidad. Una felicidad que no es dependiente de la estimulación externa sino que se crea desde el interior.

Las emociones son el timón que dirigen nuestros pensamientos y nuestras acciones. Si cuando las dificultades nos invaden, sabemos ordenarlas y restaurar nuestro equilibrio, podremos afrontarlas con mayor garantía de éxito. Y éxito no implica que la situación se resuelva tal y como desearíamos, eso está fuera de nuestro control, sino que podemos aceptar las circunstancias y afrontarlas desde una conciencia reflexiva, óptima para la resolución, y funcional para nuestro día a día, esclarece por ejemplo la psicóloga Belén Colomina. Por el contrario, el desequilibrio emocional nos hace ir a orillas peligrosas tales como la aflicción, un estado en el que la emoción nos inunda tanto que nuestras decisiones están demasiado contaminadas como para crear la mejor alternativa. Este desequilibrio, con el tiempo, nos crea estados mentales poco funcionales e incluso pudiendo llegar a desequilibrar nuestra salud mental.
Cómo cuidar el bienestar emocional, acá algunas ideas.
Autoconocimiento. Cuanto más nos conozcamos, más herramientas de afrontamiento dispondremos para el día a día.
Ir a terapia con una psicóloga.
Meditación: Para cuidar del bienestar mental, también recomiendo tomar un tiempo para meditar al día, para sentir que restableces el equilibrio y reseteas tu mente. No solo los telefonos necesitan de una actualización, nuestra mente también la requiere y, sin embargo, no siempre le prestamos la suficiente atención.
El bienestar espiritual
El bienestar espiritual es quizás el más personal y abierto a interpretaciones. La espiritualidad es, en muchos casos, un aspecto muy privado. Sin embargo, es otro bienestar a tener en cuenta que puede aportar muchos beneficios a la salud mental. El bienestar espiritual es la práctica consciente de la conexión profunda, auténtica y compasiva con nosotros mismos. Dicha conexión nos lleva a abrazar el miedo y las inquietudes humanas por la presencia infinita del amor. Este bienestar no está relacionado con una práctica religiosa, sino más bien con la práctica de conectar contigo y abrazar cada parte de ti, enfrentando tus viejas heridas desde la fe y el amor. No se trata de renunciar al miedo, sino más bien de abrazar todas y cada una de las partes de nosotros que temen al futuro y que se resisten a soltar las cosas que salen de nuestro control.

La práctica constante de cultivar nuestro bienestar espiritual puede ayudarnos a abrazar la felicidad y el gozo en presencia plena, ya que la principal razón de nuestra infelicidad es que nos resistimos a estar presentes y abrazar lo que tenemos disponible hoy, el medio nos lleva estar o en el pasado o en el futuro, pero nos aleja del presente,
La practica espiritual nos invita a vivir desde la presencia plena que es amor uno que solo se encuentra en el aquí y ahora.
Si revisamos con detalle las diferentes religiones a lo largo del mundo, en sus prácticas se encuentran poderosas claves para conectarnos con nuestro bienestar integral. Desde la práctica meditativa de los budistas, como las oraciones de agradecimiento de los cristianos o los ayunos depuradores de los musulmanes, todas estas prácticas pueden llevarnos a depurar nuestra mente de los miedos, inquietudes y preocupaciones humanas, a regular nuestro sistema nervioso por medio de la quietud, a practicar la psicología positiva por medio de la gratitud y regular nuestro sistema digestivo por medio del ayuno.

El bienestar espiritual cobra cada vez más importancia ya que actualmente, todas queremos paz mental. Sin embargo, para poder llegar a esa paz, es necesario que alimentemos y nutramos las diferentes áreas de nuestra vida que nos pueden proveer de dicha paz o estabilidad, y una de esas áreas es la espiritual.
Este bienestar está estrechamente asociado al bienestar emocional, ya que las prácticas intencionales que nos llevan a cultivar la presencia en nuestro ser o en nuestro espíritu, han demostrado tener un gran beneficio en el impacto de la regulación de nuestro sistema nervioso, en la gestión de conflictos y, sobre todo, en el relacionamiento interpersonal.
Cómo cuidar el bienestar espiritual, acá algunas ideas.
Los rituales son muy importantes en la práctica espiritual y la buena noticia es que puedes escoger y adaptar los que mejor funcionen para ti.
La primera práctica que invito a realizar es la escucha activa de tu ser: ¿Cómo cambiaría tu día si en vez de mirar el móvil, pensar en todas las cosas que tienes que hacer o en todas las cosas que te agobian, simplemente llevaras tu foco a preguntarte cómo estás hoy?
Preguntándote, sencillamente, ¿cómo he amanecido?, ¿cómo está mi energía hoy del 1 al 10? Esta sencilla práctica te puede ayudar a sintonizarte con tus necesidades físicas y emocionales.
La segunda práctica que invito a realizar es un ejercicio de regulación emocional por medio de conexión con el espíritu. Consiste en tomar tu mano derecha, que representa el masculino, la seguridad y la estabilidad, y colocarla sobre tu pecho justo encima de tu corazón. Luego, cierra los ojos y repite en voz alta o para tus adentros Aquí y ahora todo está bien en mi vida o Aquí y ahora estoy segura.
Toma al menos tres inhalaciones y exhalaciones profundas y pausadas, que te ayudan a arraigarte con esa sensación de seguridad de que el amor del universo siempre te sostiene. Esta práctica diaria fomenta la paz y la seguridad, y te permite escuchar los mensajes de la intuición al desconectarse de pensamientos intrusivos.

La tercera práctica que te invito a realizar es la del agradecimiento al cerrar tu día. Para esta, te invito a coger algo para escribir y anotar tres cosas por las cuales te sientas muy agradecida en este día. No tienen que ser tres cosas grandes, pueden ser cosas sencillas por las cuales te sientas agradecida.
Al practicar el agradecimiento, se puede cultivar la inteligencia espiritual y emocional al elegir enfocarte en cosas valiosas. Incluso en días difíciles.
La psicología espiritual siempre te recordará que habrá cosas en este mundo y en esta vida que estarán fuera de tu control. La práctica cotidiana de la rendición o de la aceptación radical de esas cosas o situaciones que no podemos controlar será un salto de fe.
El bienestar medioambiental
El bienestar medioambiental es posiblemente uno de los más importantes a nivel colectivo, ya que implica tomar decisiones para cuidar el planeta en el que vivimos. Me gusta la definición que da la Universidad de Boston con respecto a este tema: valorar nuestra relación con los espacios que habitamos y en los que trabajamos y el planeta. Creo que la mayoría de esfuerzos deben venir, sin duda, de las instituciones y las grandes empresas que son quienes más responsabilidad tienen en la emergencia climática y las que más pueden hacer por el bienestar colectivo de la gente. Pero, por supuesto, nosotras también podemos hacer cosas en nuestro día a día para cuidarlo.

El bienestar medioambiental es importante porque no vivimos en soledad y todo nos afecta. En ese sentido, uno de los retos más urgentes a abordar sería tener mejores ciudades, más amables con las personas, y comenzar a desmantelar la industria cárnica, ya que es una de las más contaminantes del planeta.
Sabemos, por los estudios del doctor Joseph Poore de 2018, que hacerse vegana es lo más efectivo a nivel medioambiental, ya que la industria cárnica consume hasta en un 83% de los recursos para proveer solo de un 18% de las calorías totales.
También sabemos que nos perjudica mucho la contaminación, vivir en ciudades que no tengan suficientes espacios arbolados, el ruido constante, la contaminación lumínica, viviendas con materiales dañinos para nuestra salud.
Nuestra generación y quienes vienen detrás, tenemos mucha conciencia ecológica por el futuro y estamos preocupadas por cómo la emergencia climática va a seguir acrecentando las desigualdades y erosiona nuestra salud mental. Necesitamos tener esto también en cuenta para poder gozar de una mejor salud general y salud mental en particular.
Cómo cuidar el bienestar medioambiental, acá algunas ideas.
Involucrarnos más en nuestras comunidades.
Tejer lazos de activismo para participar en acciones positivas para nuestro entorno.
Cocinar más en casa,
Intentar que los productos de limpieza sean eco.
Buscar productos de belleza veganos, cruelty free y/o amables con los océanos.
Tener plantas en casa. Sabemos que ayudan a mejorar la calidad del aire y tienen un impacto también en nuestro ánimo.
El bienestar económico
Y es que si bien el dinero no da la felicidad, sí nos da tranquilidad y estar tranquilas es bueno para nuestra salud mental. Como te contamos en este artículo sobre las creencias limitantes acerca del dinero, tener una buena relación con nuestra cuenta bancaria es importante. Según Patricia Caro, formadora y consultora financiera, el bienestar económico es el estado de una persona en el que se siente segura, en paz y satisfecha con su situación financiera presente y futura.

¿Por qué es importante el bienestar económico?
El dinero, a menudo, puede ser una fuente considerable de estrés para muchas personas, pero es importante entender que no tiene por qué ser así, y de hecho, no debería serlo.
Lamentablemente, vivimos en una sociedad donde el estrés financiero se ha vuelto algo común, impactando negativamente en la salud de las personas. Este tipo de estrés es, en muchos casos, la causa de ansiedad, depresión y estrés crónico. Cuando estamos satisfechos con nuestra situación económica, tendemos a ser más felices, con un mayor sentido de ilusión y capaces de generar más oportunidades de crecimiento. Esto sucede porque nuestro enfoque no se centra en aspectos negativos y la ausencia de estrés financiero nos permite ser más creativos y productivos.
Cómo cuidar el bienestar económico, acá algunas ideas.
Tener la voluntad y el compromiso de realizar el cambio que deseamos en nuestras finanzas.
Mejorar nuestra relación con el dinero, trabajando en nuestra mentalidad y creencias alrededor del mismo, y desarrollando una inteligencia emocional financiera.
Realizar un análisis detallado de nuestra situación financiera actual a través de un presupuesto. Es vital comprender cómo fluye nuestro dinero: ¿Cómo se genera y en qué se gasta?
Desarrollar hábitos financieros saludables que nos conduzcan a una mejor gestión económica.
Establecer un fondo de emergencia que cubra entre 3 a 6 meses de nuestros gastos habituales.
Reducir o eliminar las deudas, especialmente aquellas que se consideran “malas” o perjudiciales para nuestra economía.
Adquirir educación financiera que nos permita tomar decisiones informadas y autónomas en materia de inversiones.

El bienestar intelectual
Igual que cuidamos de nuestro cuerpo haciendo ejercicio y visitando el médico y nuestras emociones con ejercicios de journaling o acudiendo a terapia, también tenemos que cuidar nuestro cerebro y capacidad intelectual.
El bienestar intelectual es la capacidad de desarrollarse intelectualmente a través de la exploración, la investigación y la formación. Alcanzamos el bienestar intelectual cuando cubrimos el deseo innato de aprender a través de la curiosidad productiva. Y su impacto en nuestra salud mental es directo. Porque nuestro cerebro está diseñado e incentivado para aprender. ¿Por qué? Porque solo adquiriendo conocimientos y habilidades nuevas podemos mejorar nuestra realidad y la de las personas que nos rodean. Así, el impacto de aprender es biológico y es positivo. Y también es social, porque amplía nuestra perspectiva y enriquece nuestras relaciones interpersonales.
¿Por qué es importante el bienestar intelectual?
“El Center for Wellness and Health Promotion (Centro para el Bienestar y la Promoción de la Salud) de la Universidad de Harvard enumera beneficios como una mejora en la cognición, en la concentración y en la memoria. Una mejor capacidad de razonamiento. La ampliación de la mentalidad y la mejora de la capacidad de desarrollar valores y opiniones personales.

Cómo cuidar el bienestar intelectual, acá algunas ideas.
Conectar con todo lo que aún podemos aprender.
Buscar conversaciones con personas que estén fuera de nuestro micromundo cultural y socioeconómico.
Explorar actividades creativas nuevas. Retomar o empezar nuevos hobbies o pasatiempos.
Escuchar con la mente abierta tipos de música que desafíen nuestros gustos musicales y leer libros que no se parezcan en nada a nuestras lecturas más recientes.
Crear espacios de debate civilizados para hablar con otras personas sobre política, religión o cultura y practicar la escucha activa con las ideas que no compartamos.
El bienestar social
Tener una buena relación con tu familia y amigos no tiene precio. Y es que los humanos estamos hechos para vivir en sociedad y, aunque a veces nos dé pereza dejar nuestro hogar, las relaciones sanas son un pilar esencial de nuestro bienestar. Según la OMS, podríamos definir el bienestar social como una parte del bienestar general de la persona que proviene de la sensación de conexión y pertenencia a la comunidad, que puede estar formada por familiares, amigos, compañeros de profesión, de equipo... Aunque por desgracia lograr este bienestar social no siempre depende de nosotros, también dependerá del contexto social en el que nos encontremos como las condiciones de empleo, la exclusión social, la igualdad de género o el desarrollo infantil temprano entre otros.

Considero el bienestar social como una de nuestras principales fuentes de fuerza vital. Esta fuerza o sensación de autorrealización no podría alcanzarse sin unos mínimos de salud física, en primera lugar, relacionada exclusivamente con la relación que mantenemos con nuestro cuerpo.
Descansar lo suficiente, alimentación adecuada, ejercicio físico, recibir luz solar… Solo a partir de esta base de la pirámide podemos construir el siguiente escalón del bienestar social.
En situaciones de aislamiento por tristeza o falta de sentido vital debemos tomar la iniciativa de relacionarnos con alguien, aunque no nos resulte lo más interesante, ya que en ese momento esa persona representa la sociedad.
Las relaciones sociales (a poder ser, satisfactorias), son uno de los mejores predictores de saluda lo largo de la vida; así como la soledad y el aislamiento pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas y cerebrovasculares, por encima de la obesidad. Las relaciones sociales son necesarias también para seguir construyendo nuestra identidad, identificarnos con otras personas, contar con apoyo emocional, diversión y entretenimiento.
Cómo cuidar el bienestar social, acá algunas ideas.
Mantener el contacto a través de mensajes o llamadas.
Intentar trabajar presencialmente en vez de teletrabajar toda la semana.
Escuchar a nuestra pareja cuando nos cuenta que tal su día y compartir el nuestro.
Preguntar por nuestros padres de vez en cuando y visitarlos.
Llamar o hacer una videollamada a quien no puedas ver en persona.
Intentar tener momentos de calidad durante la semana para amigos, familia y pareja, sin dedicar toda nuestra energía a uno de ellos.
Ver las noticias.
Ser amable con los trabajadores que nos encontramos en los distintos servicios (compañeros de trabajo, conductores, camareros, limpiadores…).
Priorizar reuniones presenciales.
Comer y cenar en compañía.
Compartir con alguien cómo te sientes.

Y esta es la lista de los tipos de bienestar que toda persona debería conocer y practicar. Una lista que se convierte en una guía para quienes buscan cuidarse al máximo.
Con cariño y respeto.
Sigrid.
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